¿EXISTE DIOS?
Argumento a Partir del Diseño
También
llamado argumento Teleológico (la palabra griega telos quiere decir: fin, meta o propósito) o argumento del Plan, según
Bertrand Russell. Es en realidad una subcategoría del argumento cosmológico (de
la Creación o Causalidad). Enfoca la evidencia de armonía, orden y
diseño en el universo, y argumenta que su diseño da evidencia de un propósito
inteligente. Puesto que el universo parece estar diseñado con
propósito, debe haber un Dios inteligente y con propósitos que lo creó para que
funcione de esa manera.[1]
1. Todo diseño implica un diseñador
2. Hay un gran diseño en el universo
3. Por lo tanto, debe haber un Gran Diseñador
del universo
Conocemos
la primera premisa por la experiencia. Los relojes implican relojeros; los edificios,
arquitectos; las pinturas, pintores; los mensajes codificados suponen un emisor
inteligente. Además, mientras mayor el diseño, mayor su Diseñador.
COMPLEJIDAD DEL DISEÑO
El
diseño que captamos en el universo es complejo. El universo es un intrincado
sistema de fuerzas que obran en conjunto para el beneficio integral del todo.
La vida es un desarrollo muy complejo. Una sola molécula de ADN, lleva la misma
información que un tomo de una enciclopedia. Nadie que vea una tirada en el
bosque, dudaría en pensar que tuvo una causa inteligente.
OBJECIÓN
Algunos
objetan este argumento basándose en el azar. Dicen que cuando se lanzan los
dados, puede darse cualquier combinación. Sin embargo:
1. La ciencia se basa en información
repetida, no en el azar;
por lo cual, esta objeción planteada al argumento del diseño no es científica.
2. Aunque hubiera un argumento aleatorio,
las probabilidades indican que es mucho más probable que haya un diseñador. Un
científico calculó la probabilidad de que una sola célula animal surgiera por
pura casualidad en 1 de 10 elevado a 40000. Las probabilidades de que un ser
humano infinitamente más complejo que una célula surja al azar son demasiado bajas para
calcularlas.[2]
Una
explosión gigantesca de la nada no podría considerarse con seriedad como el
principio de todas las cosas. Tan pronto los científicos atribuyen poder
instrumental al azar, han abandonado el dominio de la razón y el campo de la
ciencia. Han recurrido a sacar conejos de sombreros y han apelado a la
fantasía.
Sin
Dios no existe una explicación viable para el universo. Tal cantidad de
maravillas hermosas y complejas no pudo llegar a existir sin un Diseñador
divino. Sin Dios, todos quedamos
atrapados en la fórmula absurda del evolucionista: Nada multiplicado por nadie equivale a todo.[3]
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