lunes, 29 de diciembre de 2014

¿EXISTE DIOS? Argumento de la Primera Causa

¿EXISTE DIOS?
Argumento de la Primera Causa

Platón es el primer pensador conocido que desarrolló todo un argumento basado en la causalidad. Aristóteles siguió su línea. Los filósofos musulmanes Al Farabi y Avicenna también recurrieron a este tipo de razonamiento, al igual que el pensador judío Moisés Maimónides. En el pensamiento cristiano, Agustín, Santo Tomás, Anselmo, Descartes, Leibniz, y otros hasta nuestros días, lo hallaron valioso y lo han hecho el argumento más ampliamente conocido de la existencia de Dios.

LEY DE LA CAUSALIDAD
La idea básica de este argumento es que, así como hay un universo, este debió ser causado por algo más allá del mismo. Esto se basa en la ley de la causalidad, la cual dice que todo objeto finito es causado por otro diferente a él.

EL UNIVERSO FUE CAUSADO EN EL PRINCIPIO
El universo es finito porque tuvo un comienzo. Para evitar esta conclusión algunos dicen que el universo es eterno. Lo cierto es que la prueba científica respalda fuertemente la idea que el universo tuvo un comienzo. La llamada teoría del ‘estado constante’ conduce a algunos a creer que el universo está produciendo constantemente átomos de hidrógeno a partir de la nada. Sería mucho más sencillo creer que Dios creó el universo a partir de la nada.

LA SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA
Esta ley es la prueba principal que el universo tuvo un comienzo. Afirma que el universo se está quedando sin energía utilizable. Es decir, que si está agotándose, no es eterno.

RAZÓN FILOSÓFICA
Este argumento muestra que el tiempo no puede regresar a la eternidad pasada. Se ve que es imposible pasar por una serie infinita de momentos. Si el pasado es infinito, nunca habríamos podido pasar  por el tiempo para llegar a hoy.

OBJECION
Bertrand Russell, en su libro ‘Por Qué No Soy Cristiano’ argumenta:
Si todo tiene que tener alguna causa, entonces Dios debe tener una causa…Es exactamente de la misma naturaleza que la opinión hindú de que el mundo descansaba sobre un elefante, y el elefante sobre una tortuga; y, cuando le dijeron: ‘¿y la tortuga?’, el indio dijo: ‘¿Y si cambiamos de tema?’ El argumento no es realmente mejor que ése”.[1]

RESPUESTA
Los cristianos nunca dijeron que todo necesite una causa, solamente los eventos o cosas que cambian necesitan causas. Preguntar: ‘¿Qué causó la primera causa?’ es como plantear: ‘¿Cómo se ve un triángulo cuadrado? o ¿Cómo huele el azul?’ Son preguntas sin sentido; los triángulos no pueden tener cuatro lados y los colores no huelen; y las primeras causas no tienen causas porque son primeras.[2]




[1] Russell, B. (1977). Por qué no soy cristiano. Hispano Americana S.A. (EDHASA).
[2] Geisler, N. (1995) Cuando los Escépticos Pregunten. Editorial Unilit.

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL “YO” IMPERIAL: CUANDO EL YO SE CONVIERTE EN EL ÁRBITRO DE LA MORAL

EL “YO” IMPERIAL

CUANDO EL YO SE CONVIERTE EN EL ÁRBITRO DE LA MORAL
La moral secular surgió como resistencia a la moral tradicional. En la perspectiva tradicional, la moral está “allá afuera”, mientras que para mucha gente ahora la moral está “aquí adentro”. La nueva fuente de la moral ya no es el código externo sino el corazón interno. La moral secular es una búsqueda de nuestro mejor o auténtico ser, que se cree que mora adentro.

EN ALGUNOS SENTIDOS ESTÁ MUY CERCA DEL CRISTIANISMO
Tradicionalmente, los cristianos han sostenido que hay dos maneras de seguir la voluntad de Dios: vivir según sus mandamientos y escuchar su voz dentro de nosotros.  En Lucas 17:21, Jesús recomienda lo último: “el reino de Dios está entre vosotros”. Lo mismo hizo Agustín: “entré a las profundidades de mi alma, y con el ojo de mi alma vi la Luz que nunca cambia lanzar sus rayos sobre mí”. En la perspectiva de Agustín, Dios es la luz interior que acciona nuestra alma. La Reforma, también, desarrolló la idea del sacerdocio del creyente individual, en la que cada persona busca en su interior para descubrir la voluntad de Dios. El comportamiento externo no es suficiente, porque hay un yo interno que solo Dios percibe.

RUPTURA CON EL CRISTIANISMO: INTROSPECCIÓN COMO FUENTE MORAL AUTÓNOMA
Agustín y Lutero suponían que el viaje interno es simplemente la manera de acceder al Creador, y a través de esta relación el hombre encuentra gozo y plenitud. La innovación secular corta la búsqueda interior de cualquier fuente externa de autoridad, que incluye la de Dios.

El filósofo Charles Taylor explica este punto de vista:
Soy libre cuando decido por mí mismo en lo que a mí concierne, en lugar de que influencias externas me formen. Nuestra salvación moral viene al recuperar el contacto moral auténtico con nosotros mismos. La libertad autodeterminante exige que rompa con el agarre de las imposiciones externas y que decida solamente por mí mismo”.

LOS SERES HUMANOS: O SON ORIGINALMENTE BUENOS U ORIGINALMENTE CORRUPTOS
La moral secular está arraigada en la filosofía romántica de Jean-Jacques Rousseau. En el pensamiento de Rosseau descubrimos un cisma más profundo entre la moral liberal y el cristianismo. En la perspectiva cristiana, la naturaleza humana está corrupta por el pecado original. El pecado original no se refiere sólo al pecado de Adán y Eva; también se refiere a la idea de que nuestras naturalezas son, desde el principio, pecaminosas. Agustín nos pide considerar al bebé. Si los bebés no hacen daño, observa, no es por falta de voluntad sino solamente por falta de fuerza. En el entendimiento cristiano, el yo interior es corrupto, por lo que necesita de la gracia de Dios para entrar desde el exterior y transformar nuestra naturaleza humana caída.

En el entendimiento de Rosseau, en contraste, los seres humanos originalmente eran buenos, pero la sociedad los ha corrompido. Por consiguiente, para descubrir lo que es bueno y verdadero, debemos cavar profundamente dentro de nosotros mismos y recuperar la voz de la naturaleza en nosotros.

LA ÉTICA SECULAR ES SUBJETIVA NO RELATIVA
No debería pensarse que la ética secular en total repudio de la moral. Preserva la distinción entre lo que “es” y lo que “debería ser”. Deberíamos seguir el llamado de nuestro yo interno; si no lo hacemos, no estamos siendo fieles a nosotros mismos y estamos perdiendo la meta de la autorrealización. Esto es subjetivismo –porque cada uno de nosotros tiene una manera distinta de ser –pero no es relativismo, porque no hay ninguna sugerencia aquí de que “todo vale”. En la ética secular, el yo interno habla definitivamente y estamos obligados a seguirlo. La moral secular no difiere del cristianismo al rechazar la noción del bien, sino al postular una fuente interna autosuficiente para lo que es bueno.

EL AMOR MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL
El atractivo más profundo de la moral secular es el papel que tiene en la formación y preservación de las “relaciones de amor”. ¿Cómo sabemos que amamos? No hay otra manera más que buscar profundamente dentro de nosotros mismos y consultar la voz interna, que no es la voz de la razón sino la voz del sentimiento. Sucumbimos a ese yo interno tan completamente que sentimos que hemos perdido el control. No amamos, sino que estamos “enamorados,” y ahora no somos totalmente responsables de lo que hacemos.

El amor es el pecado por el que nos es casi imposible arrepentirnos. El amor los ha transportado a un estado casi trascendental fuera del mundo real, pero más real que el mundo. El amor de esta clase está, muy literalmente, “más allá del bien y del mal”, y por eso es que la nueva moral ha llegado a ser una justificación tan poderosa para el pecado. Cuando el yo interno impone amor, lo hace de manera autoritaria de un modo desafiante y sin consideración del riesgo, del precio ni de otros compromisos. Como una vez observó C. S. Lewis, el amor erótico de esta clase tiende a “reivindicar para sí una autoridad divina”.

EL ‘YO’ BUENO Y EL ‘YO’ MALO
Además hay un problema más profundo y más fundamental con la moral secular. La moral se basa en la suposición de que el yo interno es bueno. Encontramos la gentileza, suavidad, dulzura y compasión, con seguridad, pero también encontramos crueldad, brutalidad, lujuria, odio y envidia. Los humanos son, en sus profundidades más internas, calderas del bien y el mal entremezclados.

La pregunta de la moral secular es, al buscar al yo interno, ¿Cuál yo está buscando? ¿Qué principio tiene que distinga al yo interno bueno del yo interno malo? No importa cómo se defina la moral, parece haber una tendencia humana universal a quedarse corto de ella. En este sentido, el “pecado original” no es una proposición teológica, sino algo que toda la gente racional puede afirmar. La moral secular se basa en una antropología inadecuada.

Pero el problema no está necesariamente con la autorrealización o la autenticidad. Estos son valores morales válidos, pero por sí mismos están incompletos. Yo debería buscar mi autorrealización, pero sólo de maneras que sean buenas. Seré más feliz con una persona genuina y auténtica, pero sólo si esa autenticidad y franqueza son aliadas de la bondad. Recordemos que a Hitler no  le faltó compromiso ni autenticidad.


LA CONCIENCIA: EL ESPECTADOR IMPARCIAL
Curiosamente la solución cristiana para este problema no es religiosa. No es aceptar a Cristo y convertirse en un cristiano nacido de nuevo. Más bien, es seguir el camino analizado del “espectador imparcial”, que es tomar la conciencia como guía. Para la gente religiosa, la conciencia es el divino capataz interno –lo que John Henry Newman una vez llamó “el principio vinculante entre la criatura y el creador” –pero la gente secular no tiene que creer esto para reconocer que ellos también tienen un espectador imparcial que pueden buscar. Este espectador imparcial frecuentemente nos dirige a actuar en contra de nuestra inclinación e interés propio. La conciencia puede ser el enemigo del amor, y también un verdadero aguafiestas, pero la conciencia es lo que permite que un hombre remonte de ser prisionero de sus inclinaciones. La conciencia nos permite ir más allá de lo que se siente bien y hacer lo correcto[1].




[1] ‘Lo Grandioso Del Cristianismo’, Dinesh D’Souza*

viernes, 24 de octubre de 2014

CREER NO ES SUFICIENTE

CREER NO ES SUFICIENTE 
“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan”.
Santiago 2:19
Cuando hacemos  apologética, no hay mayor reto que persuadir lógicamente a un ateo radical. Esto no es frecuente ni muy sencillo; se necesita preparación, oración y mucha paciencia. Cuando evangelizamos  no hay mayor gozo que la conversión de una persona que, por medio de la fe, haga efectiva su salvación.

Ya sea haciendo apologética o evangelizando,  debemos tener bien claro lo que significa creer en Dios. Cantamos victoria cuando un ateo afirma haberse convertido en teísta o cuando una persona no manifiesta oposición alguna a la idea de un Dios.

Quienes dicen “creer en Dios” pueden no aceptar la naturaleza personal de éste. Para muchos es simple deísmo que, en comparación con el ateísmo, resuelve el problema del diseño pero no significa que en la práctica viva como si creyera que Dios realmente existe.

DIOS ES DE NATURALEZA PERSONAL
¿Por qué es importante creer en la naturaleza personal de Dios? Porque la gente no es salva por creer en la existencia de Dios. Hay personajes a quienes Dios se manifestó, ellos no pueden negar la existencia de un Dios, sin embargo, al igual que los demonios, no les es fue garantía de salvación.

“Mas el que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” Romanos 4:5

El hombre que “cree en aquel que justifica al impío” es un hombre que cree en un Dios personal (en Aquel), un Dios moral (contra quien se puede pecar), un Dios de gracia y amor (justifica al impío).

EL DIOS PERSONAL SE IDENTIFICA CON EL DIOS DE LA TRADICIÓN JUDEOCRISTIANA
El filósofo evangélico Terry Miethe presentó ante Flew un formidable argumento cosmológico apoyado en estas premisas:
1.     Existe(n) algún(os) ser(es) limitado(s) mutable(s)
2.     La existencia actual de todo ser limitado mutable es causada por otro ser.
3.     No puede haber un regreso infinito en las causas, pues una cadena infinita de seres infinitos no causaría la existencia de nada.
4.     Por tanto, hay una primera Causa de la existencia actual de estos seres
5.     La primera Causa debe ser INFINITA, NECESARIA, ETERNA Y ÚNICA
6.     La primera Causa incausada SE IDENTIFICA CON EL DIOS DE LA TRADICIÓN JUDEOCRISTIANA

Muchos “dioses” no cumplen con estas descripciones:
-          El dios del hinduismo no es ‘único’
-          En el budismo no hay un dios personal
-          En el panteísmo dios es de naturaleza impersonal
-          Y la lista continúa (…)

“Dios se manifiesta en las leyes del universo como un espíritu inmensamente superior al hombre; un espíritu frente al cual nosotros (los seres humanos), con nuestras modestas capacidades, debemos sentirnos humillados. Quien conoce la naturaleza conoce a Dios (panteísmo de Spinoza), pero NO PORQUE LA NATURALEZA SEA DIOS (Einstein), sino porque la empresa científica de indagación de la naturaleza conduce a la religión”.

“Si aceptamos el hecho de que hay leyes, entonces algo debe imponer esa regularidad al universo. La mejor explicación para la existencia de aquellas leyes es un DIOS PERSONAL DOTADO DE LOS ATRIBUTOS QUE TRADICIONALMENTE LE HA ADJUDICADO LA TEOLOGÍA”.

EL DIOS PERSONAL SE MANIFIESTA EN LA PERSONA DE JESUCRISTO
“El cristianismo es la religión que más claramente merece ser honrada y respetada, tanto si su pretensión de ser una revelación divina es verdadera como si no lo es. No hay nada más comparable a la combinación de una figura carismática como Jesús y un intelectual de primera clase como Pablo. El cristianismo es el candidato con mejores credenciales para la autorrevelación de Dios en la historia humana. LA EXISTENCIA DE JESÚS ES TAN ABRUMADORA QUE TENEMOS PRUEBAS TAN SÓLIDAD DE ELLA COMO DE LA EXISTENCIA DE CUALQUIER OTRO PERSONAJE IMPORTANTE DEL MUNDO ANTIGUO”.

LAS EXPLICACIONES HISTÓRICAS NOS OFRECEN LOS HECHOS DE LA TUMBA VACÍA Y LAS APARICIONES DE JESÚS RESUCITADO. Estos dos hechos están interrelacionados porque si aparece una tumba vacía y no se dan las apariciones, todos los del mundo antiguo habrían extraído la conclusión obvia de ladrones de cuerpos. Por otro lado, no se pueden explicar los datos históricos simplemente diciendo que los discípulos debieron haber tenido algún tipo de experiencia que tomaron por un encuentro con Jesús. Existen las alucinaciones, las visiones, os sueños, los fantasmas… sin embargo, si la tumba no hubiese aparecido vacía, todos habrían pensado que la visión era muy poderosa, pero no ha resucitado porque su cuerpo está ahí.
Jesús resucitó realmente y los discípulos se encontraron con él realmente, aunque su cuerpo había sido renovado y transformado de forma que ahora parecía capaz de vivir en dos dimensiones a la vez. La resurrección de Jesús  recapituló todo lo visto, oído y vivido con él haciendo comprender que ÉL ERA LA ENCARNACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL. DIOS SE AUTORREVELABA EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD”.[1]

CONCLUSIÓN
Un “tibio” no es mejor que un “frío” si por tibio entendemos quienes creen en un dios impersonal y frío aquellos que no creen en un dios. Mejor es ser frío y no tibio. Seamos “calientes”, es decir, doctrinal y racionalmente coherentes*





[1] Los textos entre (“) son extraídos de ‘Dios Existe’ Meditaciones con Anthony Flew